jueves, 24 de julio de 2014

Mi Estadía en el Pueblo Aquel IV

Para leer la primera parte: Mi estadía en el pueblo aquel - parte uno

Para leer la segunda parte: Mi estadía en el pueblo aquel - parte dos

Para leer la tercera parte: Mi estadía en el pueblo aquel - parte tres



 ...Y se me fue helando la carne mientras contemplaba la imposibilidad de que la casa estuviese naufragando en la corriente del océano de olas espumosas en plena negrura cósmica sin luna. No me explico como lograba sostenerse en sus columnas la madera crujiente... Esa dominante arboleda que levantaba sus copas en el cielo... Los árboles del bosque eran inexistentes... Ya no estábamos en el... Ni en sus cercanías.

Me condujo el terror al no querer pensar que lo que estaba viendo era real, y estaba temiendo de que si lo fuera que hubiese causado esto, si lo ocurrido fuese producto de un suceso sin explicación lógica o racional.

Pude articular un horroroso grito, pude ademas notar que quizá el señor Nicolaievich no se encontraba en la residencia. Volví a mi cuarto, entre tambaleantes sacudidas causadas por la potente agua que corría, golpee mi cabeza con un estante superior y me desmaye... Me levanté del piso cuando los rayos del sol empezaban a clarear desde la ventana y me impregnaban el rostro, estaba parcialmente cubierto por una cúpula que provenía del pueblo... De no ser por los pájaros que silban en las afueras la casa hubiese estado en total silencio. Revise fuera del lugar... Y no solo el suelo no estaba mojado y los árboles parecían inmóviles, la tierra estaba completamente seca y parecía como si la casa no se hubiese movido nunca, lo cual era contradictorio porque anoche me golpee gracias a una fuerte sacudida causada por las olas y todavía me dolía la cabeza por el golpe... Pude notar esto porque el camino empedrado se hallaba frente a la puerta; Justo como el día anterior.

    

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